La colaboración resultó ser un importante catalizador que inspiró al gobierno local y a las empresas a involucrarse y complementar esta labor de mejora de infraestructura y proporcionando una cisterna de agua. Gracias a estos esfuerzos combinados, la cocina comunitaria Micaela Bastidas se transformó. Se convirtió en un centro comunitario dirigido por mujeres locales comprometidas con la preparación y el servicio de comidas nutritivas diarias a 28 familias, conformada por 120 adultos y niños. Este inspirador ejemplo de trabajo comunitario muestra el impacto multiplicador que A Rocha Perú está teniendo en las comunidades a las que sirve.